Perú. El indio Ezequiel Urviola la chispa de un incendio por venir


La novela Ezequiel: El profeta que incendió la pradera del escritor Feliciano Padilla (Puno, 1944) nos narra la lucha que Ezequiel Urviola enarboló por la liberación de los campesinos e indígenas quechuas y aymaras de Puno entre 1918 y 1925. 


Yásser Gómez Carbajal *
Mariátegui.info
21/01/15


Puno.- En la Universidad Nacional del Altiplano (UNAP) frente al Lago Titicaca, Mariátegui.info entrevistó al escritor puneño Feliciano Padilla. Conversamos sobre su novela de Ezequiel Urviola, las luchas sociales a inicios del siglo XX, el poder gamonal en Puno, Augusto B. Leguía, José Carlos Mariátegui, la novela, la historia y las estructuras sociales.


Un día llegó a las manos de Feliciano Padilla un esbozo biográfico de Ezequiel Urviola, escrito por Antonio Grimaldo Rengifo, era un bosquejo en dos o tres páginas. Ahí estaba lo sustancial, se decía que él (Urviola) había conocido a José Carlos Mariátegui, que trabajó en Lima con el Amauta

Feliciano supuso que habría sido un gran activista del Partido Socialista que Mariátegui estaba fundando. 

Le interesó mucho, por eso revisó los libros de Mariátegui; por si había hecho alguna mención a Urviola. Entonces leyendo los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana encontró una frase fenomenal respecto de Ezequiel Urviola que decía: "El indio Ezequiel Urviola representa la chispa de un incendio por venir". 


Eso lo animó a seguir buscando más datos. El que Mariátegui diga que el indio Urviola era "una amenaza" para una sociedad feudal como la puneña de entonces, lo atrapó sin atenuantes. Se imaginó que habría sido un dirigente campesino muy importante y de grandes ideales.

Siguió revisando con una pasión desmedida y encontró otra expresión en el libro Tempestad en los Andes, donde el Amauta afirmaba: "No es necesario tener el cuerpo de Ezequiel Urviola, es suficiente que haya existido". Con esto se consolidó la idea. 


Bastaron esas palabras para que la historia Ezequiel Urviola convenciera a Feliciano Padilla a escribir una novela sobre su vida, sobre las luchas que él emprendió por la liberación de los quechuas y aymaras de la región del Altiplano. 

Entonces investigando encontró datos reales, por ejemplo que Ezequiel había nacido en Muñani, un distrito de Azángaro; que fue hijo de un mediano propietario de esa zona; que estudió la secundaria en el Colegio San Carlos de Puno y; después, estudió Derecho, dos años, en la Universidad San Agustín de Arequipa. Posteriormente luchó en Lima contra el gobierno de Leguía junto con la Federación Obrera Local que, también corresponde a la verdad. 

Hay que recordar que en su época universitaria Urviola se formó con anarquistas de Arequipa, situación que, posteriormente, lo llevó a agruparse con famosos anarquistas de Lima como Delfín Lévano, Carlos Barba, Nicolás Gutarra, Adalberto Fonkén y muchos anarquistas de ese tiempo que fundaron la Federación Obrera Local de Lima y que dirigían desde la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú” (FOPEP) y la Federación Textil de Ate Vitarte.  

Histórica publicación del Fopep / Fuente: Materiales Fopep

Pronto se dio cuenta de que lo que hacía falta era fabular. Fabuló sobre su infancia en Muñani al lado de una familia medianamente acomodada. En la novela le hizo perder a su padre su propiedad a favor de un hacendado feroz y sanguinario de Puno. Luego, le inventó su vida en el colegio San Carlos, le inventó su vida en la Universidad San Agustín de Arequipa. 

En esta última parte, le puso la vida de cualquier muchacho dirigente, estudioso de la política, de  ideales libertarios. Luego lo hizo viajar a Lima, llevando los memoriales, como en efecto, Ezequiel llevó los memoriales de los quechuas y aymaras exigiendo al gobierno de Leguía que cesara el despojo de tierras de las comunidades por parte de los hacendados.

En esa época, los hacendados se estaban consolidando gracias a algunas leyes que dio el Congreso y que a ellos les permitió agrandar sus territorios. Muchas veces los territorios de los hacendados sobrepasaron la extensión de los propios distritos y provincias de Puno. Era tal el poder de la feudalidad, que ellos, en Puno, elegían a los diputados, a los senadores, tragos mediante, en el bar de algún club social. 

Esas fueron las líneas de trabajo en las que Feliciano Padilla argumentó su novela y las mismas que fueron fabuladas. 

El escritor Feliciano Padilla

Su estada en Lima, esa ciudad grande  poco conocida para él, que no hubiera sido posible sin la ayuda de los anarquistas, porque Ezequiel no tenía dinero ni trabajo, por lo mismo que era un poco discapacitado, ya que tenía joroba y no podía cargar maletas ni costales de verduras, ni de tubérculos. Después lo ubicó en Chile  en su condición de perseguido político.     
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- Mariátegui.info - Cuando José Carlos Mariátegui decía: "No importa que no esté su cuerpo", se refería a que habían escondido los restos de Ezequiel después que falleció...


-  Feliciano Padilla - Así es, aunque se conoce poco de eso. Pero en Puno, la memoria colectiva de los viejos recuerda que su cuerpo nunca apareció. La Federación Obrera Local, dicen, a su muerte, le organizó unos funerales multitudinarios, teniendo como centro a los sindicatos obreros y a los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) en Lima. 

Para entonces la mayoría de los sindicatos estaban ya en manos de los socialistas y, otros, todavía en manos de anarquistas. Se dice que durante el funeral intervino la represión y les quitó el cadáver de Ezequiel Urviola, quien ya había sido señalado, ubicado y descubierto por el servicio de inteligencia de entonces como un hombre muy peligroso.



- Mariátegui.info -  Ezequiel Urviola lideró la lucha de los derechos de los campesinos, de los indígenas a inicios del siglo XX, en un contexto nacional e internacional en el que había una efervescencia de las luchas sociales, sobre todo de los trabajadores …


- Feliciano Padilla - En Lima van apareciendo las primeras industrias, las fábricas; entonces el proletariado crece, y lo primero que se arraiga en la conciencia de los trabajadores es el anarquismo por influencia de Fonken, Lévano, entre otros, que fueron importantes líderes en la historia del sindicalismo peruano. 

Imagen: Anarquismo en Perú

Augusto B. Leguía gobernaba por entonces el país. Leguía, demagógicamente, se hacía pasar como el redentor de los indios, en el discurso. Leguía hablaba acerca de la liberación de los indios y que estaba contra la feudalidad; pero, en los hechos eso no sucedía. Era un demagogo.

Entonces Leguía tenía dos frentes contra quienes luchar: 1.- El movimiento obrero que estaba apareciendo a través de la Federación Obrera Local, una poderosa organización que aglutinaba a todos los obreros de Vitarte,  El Callao, panaderos, etcétera y; 2.- El movimiento campesino que empieza a surgir en las primeras décadas del siglo veinte porque los hacendados expanden sus haciendas debido a que la fibra de alpaca y la lana de oveja son compradas en grandes cantidades, por intermedio de Centros de Acopio de Arequipa o directamente por las empresas inglesas de la ciudad portuaria de Liverpool.

Puno a inicios del siglo xx / Foto: Martín Portugal Catacora

Los hacendados comienzan a ganar mucho dinero, entonces cuanto más tierras abarcaban tenían más posibilidad de tener ganado, por tanto, mayor riqueza. Requerían inmensos territorios para la crianza de miles de alpacas y ovinos. Contra esa expansión de las haciendas es que los campesinos empiezan a rebelarse. Ezequiel estaba ahí en las rebeliones, educando, dirigiendo, porque tenía un nivel político importante, notable.  Él  era, en realidad, un indio converso, ya que era un mestizo que se convirtió en indio por voluntad propia.

Un día presentan en Puno una obra de teatro, donde él (Urviola) actuó de indio, viste las ropas de un indio quechua que en el escenario es azotado por un  hacendado feroz. La actividad teatral fue todo un éxito. 

Ezequiel Urviola nunca se quitó la ropa de indio hasta su muerte. Así, con esa ropa lo conoció Mariátegui; así con su ropa de indio visitó a Leguía, el Congreso de la República, los sindicatos. Así con esa ropa fue a la Universidad Popular González Prada.



- Mariátegui.info -  Ezequiel Urviola sufrió la indiferencia, la discriminación y la persecución de la clase dominante de aquel entonces, la misma que, no ha cambiado mucho hasta hoy.



-  Feliciano Padilla - No, hay muchas cosas que siguen latentes. Son los problemas irresueltos de los cuales nos siguen hablando los sociólogos. Cierto es que la Reforma Agraria que hizo Velasco Alvarado liquidó la feudalidad, pero, todavía quedan las relaciones semi- serviles en el campo y en la ciudad, y estas causan más perjuicios que las que hacían los hacendados, cuando estaban en el poder. Se trata de la discriminación económica, social y cultural que sufren las poblaciones quechuas y aymaras. 

Sin embargo, en los últimos años, después de la Reforma Agraria, está sucediendo otro fenómeno. Los campesinos emergentes han venido a radicar a la ciudad de Puno y ellos compiten con los hijos de los antiguos hacendados en la cuestión del poder. En la región de Puno tienen el poder económico, social y cultural. Los hijos de los campesinos se han convertido en profesionales, son catedráticos en la Universidad Nacional del Altiplano porque tienen posgrados en las mejores universidades del país y el extranjero. Son alcaldes en los distritos y las provincias y, en las últimas elecciones, dos de ellos (Juan Luque Mamani y Walter Aduviri Calisaya) han competido por la presidencia de la Región de Puno.

Esto quiere decir que la estructura social en Puno ha cambiado muchísimo, ya no se parece al que le correspondía cuando vivía Ezequiel Urviola, pero, los problemas siguen latentes: la segregación continúa, el olvido hacia las masas campesinas y la postergación siguen. Imagínate, son ellos los productores de la seguridad alimentaria del país, pero, son los que menos comen.



- Mariátegui.info -  Ezequiel formó parte de una generación de puneños que tanto en la política como en la literatura tuvieron una trascendencia histórica, sucedió con la publicación del Boletín Titikaka, de personajes como Gamaliel Churata, el levantamiento de Rumi Maki, la insurreción de Wancho Lima... 


-  Feliciano Padilla - Sí, así es, Ezequiel Urviola fue integrante del grupo Bohemia Andina que sacaba  La Tea,  una revista de mucha importancia, aunque solo hacían literatura. Entre los muchachos  Arturo Peralta (Juan Cajal en aquel entonces y Gamaliel Churata, años después), Alejandro Peralta, Emilio Armaza, Emilio Romero, etcétera, Ezequiel era el de mayor preparación política porque venía de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa (UNSA), donde había captado el ideario anarquista. 

A Gamaliel Churata, lo imaginamos estudiando filosofía, literatura, antropología, etcétera, pero aún no tenía el nivel político de Ezequiel Urviola. Ese grupo, más tarde se va a transformar en el Grupo Orkopata. Este sí es otra cosa;  no solo se dedicaba a la literatura, sino también a la política. Tenía como ideal la liberación del indio, tenía como ideal el conocimiento profundo de la cultura indígena. En ese contexto nace la vanguardia indigenista puneña y, como tú mismo lo dices, dio grandes hombres que tuvieron trascendencia en la política y en la literatura peruana.

El Grupo Orkopata editaba el Boletín Titikaka. En esa revista de cuatro páginas colaboraban los escritores más importantes de América y tenía circulación internacional. Es innegable que el Boletín Titikaka, en el momento  se ha convertido en el centro de las investigaciones que se hacen en el Perú y el extranjero. Ezequiel probablemente hubiera sido un gran pensador, un gran integrante del grupo de Churata, pero, él escogió otro camino: la lucha directa en favor del indio.



- Mariátegui.info - A propósito de tu libro ¿Qué importancia tiene utilizar el género de la novela para rescatar o recuperar a personajes e historias que son importantes en diversas etapas que ha tenido el Perú, tanto en la cultura como en la política?


- Feliciano Padilla – Bueno, eso depende de la formación de cada narrador. Yo tengo una formación marxista y tú sabes que cualquier narración sea breve o sea novela, siempre procede de la realidad. No puede venir de otra parte sino de la realidad como lo acepta Mario Vargas Llosa o cualquier otro narrador. La materia prima es la realidad, pero, la fabulación por parte del narrador, la convierte en producto literario.  

Cada narrador toma un aspecto de esa realidad de acuerdo a sus expectativas. Yo, en este caso,  sobre todo en mis novelas, preferí tomar de la realidad, principalmente, las luchas del pueblo. En mi primera novela ¡Aquí están los Montesinos! hago conocer las luchas del poder regional contra el poder central. 

Y ahora en mi novela Ezequiel: el profeta que incendió la pradera, todo lo que vengo diciendo en esta entrevista. Considero que hubiera sido lícito tomar para mi novela la realidad del prostíbulo, por ejemplo, o del narcotráfico, o del contrabando. Bueno, quizá alguna vez tome esa realidad para fabular y convertirla en novela; pero esta vez tomé para mi novela las luchas de un gran dirigente que la historia oficial no reconoce.

Por eso, desempolvo y extraigo de la memoria colectiva, de los viejos registros, los nombres de los grandes luchadores y fabulo sobre ellos. No es que yo no esté capacitado para hacer una obra light, puedo hacerla. Muchos de mis cuentos, por ejemplo, están basados en puro erotismo, algo que no es del otro mundo. 

Y  bueno, en  la novela Ezequiel Urviola: el profeta que incendió la pradera  no todo es lucha social. Están los dos ingredientes que se requieren para que la novela sea tal: el humor y el erotismo, cierto es que, no es dominante en la novela; pero, Ezequiel es un hombre que ama, que fornica, algo que el indigenismo no consideraba. El indigenismo siempre nos han presentado indios asexuados, pero, acá Ezequiel tiene sexo, fornica, se enamora y, hay humor e ironía en cada pasaje. 

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Las reivindicaciones de los campesinos y de los pueblos indígenas en el Perú están pendientes de concretarse. Por eso, en tiempos en que ocurren cambios en América Latina en favor de los excluídos, es importante la aparición de la novela Ezequiel: El profeta que incendió la pradera del escritor Feliciano Padilla, pues como él mismo autor refiere a la palabra de José Carlos Mariátegui hecha hace un siglo. Y como los peruanos aún tenemos una deuda: "El indio Ezequiel Urviola es la chispa de un incendio por venir".


*Yásser Gómez Carbajal. Periodista. Editor de Mariategui.info

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