Perú. Raúl Wiener y José Carlos Mariátegui


Seguramente ningún elogio le hubiera gustado más, a nuestro Raúl Wiener, que la comparación con el Amauta, en cuya casa, por otro lado se llevó a cabo su multánime velatorio. 


Winston Orrillo
Mariátegui
06/09/15

Peruanicemos al Perú
En esta hora todo nos une, y nada nos separa
JCM


Porque, en efecto, las dos citas que, a modo de epígrafes, hemos escogido, señalan dos directrices entrañables de la acción escrita –frase de Genaro Carnero Checa- de nuestro compañero, de nuestro camarada, que acaba de tomarse solamente un descanso en su lucha incesante para hacer que el Perú sea peruano, y no esa tienda de multiproductos, adonde solo pueden acceder los que tienen cómo adquirirlos. La llamada “globalización“no ha sido sino una forma más de desperuanizar a nuestra patria entrañable, ahíta hogaño de elementos foráneos que minimizan la raíz “telúrica y magnética” del Perú eterno.

En cuanto a la segunda, la perentoria necesidad de unión es, precisamente, neurálgica en la hora actual, ad portas de un proceso electoral amenazado por la toma del poder de mafias siniestras que lo único que van a hacer es continuar depredando lo que nos queda de país.
Yo recuerdo, y cito siempre, las palabras del querido comandante sandinista Tomás Borge Martínez quien decía que, juntos, todo lo podemos, pero separados, fragmentados, presentamos el cuerpo para que los enemigos de la democracia y el pueblo en general, se aúpen, una vez más en el sillón de Pizarro.

Solo estas dos vertientes me permito evocar en/con el recuerdo indeleble de quien, sea como fuere, seguirá dando luz a las nuevas generaciones, a aquellas que han comprendido el legado mariateguista que él encarnara, no solo por su pensamiento y su lúcida pluma incoercible, que no dejó de tremolar, incluso para acallar el sonido de la parca infame que vino por él, pero que, como en el caso de José Carlos Mariátegui, dio un paso en falso.

Como el autor de los mundialmente conocidos 7 Ensayos..., Raúl Wiener escribió infatigablemente, y todo lo que redactó (varias decenas de libros y cantidad de artículos y columnas) fue un arma generosamente esgrimida para defender al Perú, batallar por la unidad de sus combatientes y lograr la Segunda y Definitiva Independencia, aquella que ya asoma en Nuestra América, desde el 26 de julio de 1953, fecha de la cubana acción del Moncada, la misma que culminara el 1 de enero de 1959, con la fuga del tirano Batista. 

Y, si evocamos a Cuba, no podemos preterir una cita precisa de su Apóstol, José Martí, quien escribiera esto que, sin duda alguna, Raúl Wiener, igualmente, sostendría: 

“Esta es la hora del recuento de la marcha unida. Y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”. (Cito de memoria, s.e.u.o.)

Maestro del periodismo de investigación –no hay que leerlo, hay que estudiarlo, como al Amauta- le espera un gran  trabajo a los que publiquen sus Obras Completas que, como en el caso de aquél, necesariamente deberán recoger, amén de sus libros, esas preseas que fueran sus artículos y columnas, que, cotidianamente -aun en momentos del clímax de su artera dolencia- nos llegaran con asombrosa puntualidad, ahora, en el Diario UNO, al que defendiera sin vacilaciones, como la trinchera enhiesta de lucha, lo que le ha ganado los enemigos que todos conocemos.

¡Todo un paradigma, qué duda cabe!

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