Perú. Una ráfaga de nuevos relatos de Jorge Rendón Vásquez



Winston Orrillo
Mariátegui
27/12/15

Venía de un pueblito de la provincia de Buenos Aires, donde sus padres trabajaban en una estancia, sin más futuro que su pasado”. J.R.V.

Son 19 relatos (muchos de ellos con la suave aura poética que hemos relevado en el epígrafe) los que componen Una ráfaga de amable brisa, Lima, 2015, Editorial Tarpuy, igual como 19 fueron los cuentos que componían La Calle Nueva (¿habrá algo de simbolismo en el número precitado?). Y hablo de simbolismo porque su autor, el eminente jurista peruano, Jorge Rendón Vásquez, Profesor Emérito de San Marcos, con estudios en Buenos Aires y París, al abordar sus textos literarios, no pierde de vista –nunca- el realismo, pero, en ellos, asimismo, medran ramalazos de fantasía y laderas poéticas que componen el encanto que su prosa –libro a libro- va ganándole lectores, a pesar de las argollas y mafias literarias que tienen, a priori, como es obvio, sus infaltables engreídos, atornillados en las páginas y suplementos “culturales” de los medios de incomunicación

Y, además, porque su autor es un paradigma para sus lectores, porque, con una obra creativa iniciada hace poco más de diez años (antes había publicados valiosas joyas en el ámbito jurídico, especialmente en el campo del Derecho Laboral, tan escaso de preseas) no ha dejado de obsequiarnos textos literarios en el campo de la prosa de ficción (el ya mencionado La Calle…2004, 2007), amén de El cuello de la serpiente y otros relatos (2005) y La celebración y otros relatos (2006): además de las voluminosas cuanto interesantes novelas, El botín de la Buena Muerte (2010), El oro de Atahualpa (2012). Y, finalmente, la comentada crónica Esos días de junio en Arequipa (2014).

Como se ve, pues, una envidiable y paradigmática continuidad, que es característica de los escritores dedicados, en cuerpo y sensibilidad, a aquello que no es sino un oficio insustituible: la creación literaria (si bien ésta iniciada en cervantina edad, mas desde ella no se detiene; todo un símbolo, pues, para los precoces que escriben un par de librejos…y allí se quedan).

Una de las características relevantes de nuestro autor es su capacidad para desenvolverse en cualesquiera temáticas y el uso de locaciones plurales.

Las tres partes del volumen “A lo lejos se divisa”, “¡Oh Lima de encanto y primor! Y “Allende mis cerros”, transcurren, básicamente, en su entrañable Arequipa (por más que el nombre sea el de otra urbe), pues a aquella, por otro lado, mutatis mutandis, la lleva debajo de la sangre.

Con una prosa adobada por el lenguaje coloquial, lo que la hace más accesible al lector, y con un manejo maestro de las descripciones, los relatos no carecen –como lo hemos demostrado en el epígrafe- de figuras literarias, de lenguaje analógico, que presta encanto a lo que narra.. Veamos algunas más:

Una pelea que nos evoca a los legendarios Tirifilo y Carita: “Chavetón retrocedió y quedaron frente a frente. El rufián con su enorme cuchillo, y Proaño con la navaja, alerta como la cabeza de un reptil presta al ataque…” pg.134

Y esta bella estancia donde, por otra parte, ubicamos el sugerente título del volumen:

“Súbitamente, su mente le puso al frente de Sofía. Vio su rostro sonriente, mirándolo con la ternura que le brotaba naturalmente y que, él sabía, no podría encontrar en ninguna otra mujer. Era el amor que se abría paso, como una ráfaga de amable brisa entre las rocas, los valles, la historia y el mundo, llenando todos sus instantes”.

Espléndida muestra, pues, del estilo de un autor que ha madurado su expresión y no tiene miedo alguno de utilizar la fantasía, el lenguaje figurado, la sátira sangrienta y desmitificadora (v.gr. ”Cómo desapareció Bambacucho”; amén de “La noche de los cascarudos), y el empleo de títulos llamativos como “El oxímoron enamorado”, “Cuesta de las calaveras”, “Un disparo en una noche de primavera”.”El minuto fatal”…y el lírico, de donde se toma el título del volumen: “El barco zarpará al amanecer”.

Otra característica de la madurez de la prosa de Jorge Rendón Vásquez, es el manejo del suspenso y de la narración con final sorpresivo, como en esa pequeña pieza maestra, de obligada presencia en las antologías: “Rapsodia en el Parque Alborada”

Hay, igualmente, en su narrativa, una profunda identificación con las clases populares, a las que defiende denodadamente, como a las justas causas que ellas encarnan.

Y, como substrato de su obra plena, se halla su “arequipeñismo” –loor a su lar nativo- y su amor por la patria de Cortázar, el Che y Jorge Luis Borges, lo que se trasunta en su culto tanguero. Y en el número de textos que allí transcurren.

Asimismo, la prosa de nuestro autor no ahorra críticas a asuntos de opereta, como el llamado periodismo “cultural”, recinto donde, mayormente se cocinan las “simpatías y diferencias” que son ordenadas “desde arriba”, y de acuerdo a intereses generalmente crematísticos o de casta.

Otro tema igualmente presente en estos relatos, es la crítica ideológica a las deformaciones del socialismo realmente existente, asunto que, por cierto, desatará polémicas.

Protagonista del libro, y no podía ser de otro modo, es el volcán Misti, suerte de Apu de esa zona privilegiada del país.

Veamos, para concluir, una cita idónea, de uno de los relatos más significativos del conjunto, donde se mezclan la ironía y la crítica social a los eternos arribistas y truhanes: el Misti había causado la desaparición de Bambacucho, universidad donde se traficaba con los doctorados (los ejemplos ad usum, sobran), y había que castigarla:

“Unas semana después, a las siete de la mañana, Chaparro y Siluro se trasladaron a la estación del ferrocarril. Chaparro volvió la vista hacia el Misti. Le pareció que se erguía limpio y con una majestad matizada de ironía, pero al mismo tiempo de calma y ternura. ¿En qué pensará –se preguntó- si piensa en algo? Debe de querer mucho a esta ciudad y a su gente, cuando solo les ha propinado un cariñoso susto….”

Comentarios