Hebe de Bonafini: "Al enemigo le pesa que nos organicemos, que seamos capaces de pedir por todos”.


Si no fuera jefe de Gabinete sería gracioso que Marcos Peña acuse a Hebe de Bonafini  de violenta, de intolerante, porque la va a recibir el Papa Francisco. Esta mujer, que en 5 años perdió a toda su familia, se sigue rebelando contra la violencia con que se justifica el asesinato de jóvenes: antes como “terroristas”, ahora como “ladrones” o “adictos”.  En el plenario de familiares del 4to Encuentro por el Día de la Lucha contra la Violencia Institucional, Hebe puso el acento en la necesidad de “socializar la maternidad” y luchar por todos “nuestros” pibes.


Mariátegui
Vanina Pasik 
Fotos: Paula Abramovich
16/05/16

Ejercen el monopolio de la fuerza. Se supone que para cuidarnos a todos. Son los primeros en llegar a los lugares de los hechos y son quienes primero informan a la fiscalía. Por eso, cuando algún integrante de un Fuerza comente algún delito, tienen a su alcance todas las herramientas para ocultarlo.

Siempre hay una mentira que es la primera versión que circula sobre cualquier hecho de violencia institucional. Y en esas mentiras se apela a todos los estereotipos: las víctimas quedan marcadas como chorros, adictos y peligrosos.  Con esas mentiras logran dividir al mismo pueblo: “no te metás”. Toda muerte debe ser investigada para que deje de reinar la impunidad.recuerdo de Claudia

Antes se justificaba la tortura diciendo que eran terroristas y subversivos.  Hay un correlato en la construcción por parte de los medios, las instituciones, en la construcción de un sujeto de peligro social. Hay una certeza que tienen las madres que sufren estas pérdidas: necesitan estar unidas. Hebe de Bonafini escuchó primero a algunas de las mamás presentes. A su lado se sentaron el diputado anfitrión Leonardo Grosso, sus colegas Wado de Pedro y Andrés Guzmán, y Julián Axat, que dirige el programa ATAJO del Ministerio Público Fiscal.

Una de las primeras que se escuchó fue Miriam Medina, mamá de Sebastián Bordón, contó la dinámica que tiene el grupo Madres de la Lucha, y la labor que realizan en Moreno, donde funciona la Casita de Sebastián, un jardín maternal. “El dolor se transforma en lucha”, coincidieron también Raquel Witis, Lilia del Valle, Dolly Sigampa, entre tantas otras.


Tomaron la palabra muchas mujeres, con las fotos de sus hijos e hijas en el pecho. También Oscar Castelucci y Gonzalo Bugatto, que terminó cerrando el plenario. Cada uno fue contando las distintas formas de organización popular que vienen ensayando en los años de lucha que llevan, las dificultades. Las voces se fueron superponiendo.

A su turno, Noemí Santana, que armó la cooperativa textil Esperanza, le dijo a Hebe que se sentía “diferente” que las Madres de Plaza de Mayo. Noemí no se atrevió a pronunciar la palabra “vergüenza”, pero a eso se refería. ¿Ser las madres de los pibes estereotipados como chorros, habrá sido lo mismo que se la madres de un criminal subversivo?  Esa es una dificultad extra a la hora de organizarse.

“No soy diferente a ninguna de ustedes para hablar ni antes ni después. Soy una más. Con muchos más años de experiencia. Por algo diferente: mis hijos eligieron ser revolucionarios”, dijo Hebe, para empezar. “Yo en 5 años perdí toda la familia: mis dos hijos y mi nuera -que era mi hija-, mi marido, mi papá, mi mamá, mi único hermano… 
Y quedé sola con una hija chiquita, pequeña, que ya había empezado a ver lo que hacían sus hermanos”. Su marido perdió el trabajo por tener hijos desaparecidos, su hija volvía llorando del colegio porque no la dejaban hablar de sus hermanos.
hebe

“El 30 de abril del 77 nos juntamos por primera vez con las Madres, y al poco tiempo nos dimos cuenta que no servía quedarnos en un escritorio, o haciendo reuniones en una casa, como hacíamos en ese momento”, explicaba Hebe al colectivo de familiares, reunidos en este encuentro que se dedicó a reivindicar el derecho a la Protesta, porque ha aumentado el clima represivo en un contexto de ajuste económico. En los 70 también, el sistema había logrado imponer el terror a los “terroristas”, se justificaba que los mataran, que los torturaran.

Las madres se sentían solas y desesperadas, pero sabían que tenían que gritar más fuerte lo que estaba pasando.  “Nos dimos cuenta de que teníamos que socializar la maternidad. No solamente por la solidaridad que nos habían enseñado nuestros hijos, sino porque había muchísimos pibes que sus familias no los pedían, no denunciaban, porque tenían miedo, o hacían sólo un hábeas corpus”.

“Decidimos poco a poco, con mucho trabajo y muchas charlas y muchas conversaciones, socializar la maternidad, y hacernos madres de todos, de los que nos faltan y de los que no fueron denunciados. No fue fácil, nos llevó casi dos años para que todas las madres comprendieran que no había que salir más con la foto del hijo, que por más grande que fuera la foto del hijo no iba a aparecer antes que los otros. Y que lo más grande para ese hijo era, seguramente, que pidiéramos por sus compañeros”, detallaba, comprometida con la lucha por los pibes que hoy están siendo marcados como culpables de todos los males de la sociedad.

“Por eso las madres no vamos más con las fotos de nuestros hijos, y nadie casi conoce qué pasó con mis hijos, ni cómo y cuando desaparecieron, ni cómo se llaman ni qué hacían. Porque mis hijos no son más que los demás”, destacaba.  Además, dijo que le da mucha “vergüenza” que “si habla Kicillof van 20 mil” -aclara que “ama” al ex ministro de Economía-, pero que la avergüenza que no se replique esa movilización social cuando  “echan del trabajo a 20 o 30 pibes” o cuando “cagan a palos a los pibes en las villas” no vaya nadie. “Me avergüenzo: es mucho cholulismo”, dijo. Las madres la aplaudieron: saben lo que cuesta juntar un grupo de vecinos para ir a reclamar a la comisaría o al juzgado.

Cuando le pegan a un pibe en un barrio tenemos que llegar a juntarnos 20 mil y no les va a ser fácil pegarles de nuevo. Si los dejamos solos. Miren cuántas madres hay acá que les han matado a los hijos. Por esto, por aquello, por lo otro. Ellos siempre encuentran un justificativo. Ellos imponen el terror, en el de al lado, en el del enfrente, en los compañeros, para que no denuncien”, remarcó Hebe.

“Por eso a mi me parece compañeros, que todos los que estamos acá, las madres, los hermanos, los parientes, los padres, los amigos, tienen que hacer colectivos muy fuertes y empezar a pedir por todos. Porque no es ‘mi hijo y los demás’: es ‘todos los hijos’, ‘nuestros hijos’. Eso es lo que pesa, eso es lo que le pesa al enemigo, que seamos capaces de pedir por todos”.


-¿Usted sabe por quién está pidiendo, Señora?– le decían a las Madres en el juzgado, cuando presentaban hábeas corpus por todos, por los acusados de terrorismo. “Y si van a un barrio le van a decir que el chico era ladrón, que el chico estaba en la droga… cualquier excusa para que no se junte con el otro. Compañeros yo les voy a pedir que no le crean a nadie cuando hay una madre que viene a pedir la mano, que la acompañen, que le digan ‘no te metás porque estaba en la droga’ o ‘no te metás porque era ladrón’”. 

Hebe considera que hay una responsabilidad del conjunto de la sociedad por haber marginado a quienes luego toman ese tipo de caminos.”

“Eso tenemos que conseguir. Que si lo echan del trabajo a él, salgamos todos. Que si le matan el hijo a ella, salgamos todos. Antes de que nos pase. Porque un día nos puede pasar, que nos echen del trabajo o que nos maten un hijo. Eso tenemos que lograr: juntarnos. Y que nos tengan miedo”.

Cierre pluripartidario

En el cierre del encuentro se expresaron casi todas las fuerzas políticas que coincidieron en la gravedad de que la represión sea la principal respuesta del gobierno del Pro ante los conflictos sociales. La oradora central fue Sandra Rodríguez, compañera del docente Carlos Fuentealba asesinado en las rutas neuquinas. Hablaron también Miriam Bregman del FIT, la progresista Victoria Donda, el justicialista Oscar Romero, Horacio Verbitsky del Centro de Estudios Legales y Sociales, y el organizador, Leonardo Grosso. (vamosavolver.com.ar)

Comentarios