Donetsk se manifiesta contra la misión armada de la OSCE


Desde hace unos meses, especialmente desde el fracaso de la cumbre de ministros de Exteriores del Cuarteto de Normandía del 3 de marzo, Ucrania ha basado su estrategia en exigir la introducción de una misión armada de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) para garantizar la seguridad en la zona de Donbass controlada por la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL). Frente a las esperanzas mostradas por Francia y Alemania de que finalmente se llegara a un acuerdo para la celebración de elecciones en los territorios de las Repúblicas Populares, la negativa ucraniana a negociar siquiera esa posibilidad hizo imposible cualquier avance.

Mariátegui
11/06/16 

El ministro de Exteriores ucraniano Pavlo Klimkin alegaba entonces que es imposible celebrar elecciones sin atajar antes la falta de seguridad en la zona, ignorando completamente que esa falta de seguridad se debe, en gran parte, a los continuos bombardeos ucranianos de varias zonas de Donbass. Desde entonces, Ucrania ha utilizado la idea de la introducción de una misión policial armada de la OSCE como la respuesta a todos los problemas y como excusa para retrasar todas las negociaciones.

Esta idea no es más que una variante a la exigencia de introducción de cascos azules que Ucrania buscó durante meses tras la firma del acuerdo de Minsk. Fracasada esa opción y con el explícito rechazo de la RPD, RPL y Rusia a la entrega del control de la frontera como paso previo al inicio del proceso político (paso que según los acuerdos de Minsk es el último paso, no el primero como afirma Ucrania), Kiev ha optado por la exigencia de una misión armada de la OSCE que recuperaría para Ucrania el control de la frontera y supondría, en la práctica, el desarme de las milicias.

Con el apoyo de Estados Unidos, Kiev ha dado por hecha dicha misión y ha comenzado a exigir las condiciones en las que se introduciría. La voluntad rusa por realizar concesiones en busca de avances en un proceso político que en más de un año no ha logrado avance sustancial alguno ha dado lugar a ambiguas declaraciones en las que se daba a entender la disposición a aceptar la propuesta ucraniana. El presidente ucraniano Petro Poroshenko ha llegado a declarar la “victoria diplomática de Ucrania”, afirmando que el Cuarteto de Normandía había aceptado definitivamente la propuesta, idea rápidamente desmentida tanto por la OSCE como por la diplomacia rusa.

La aparente disposición rusa a aceptar observadores armados en Donbass, tanto en el periodo electoral como en el previo, pone de manifiesto la diferente interpretación de los acuerdos. Mientras Rusia está dispuesta a apoyar que los observadores de la línea de separación porten armas personales como medida para garantizar su seguridad, Ucrania exige una misión policial en lo que a su entender es la línea del frente: la frontera ruso-ucraniana, opción inaceptable para las Repúblicas Populares.

El viernes, 10 de junio, miles de ciudadanos de Donetsk y de otras localidades de la República Popular de Donetsk se manifestaron en el centro de la ciudad en un acto convocado por las autoridades de la RPD para rechazar una posible misión armada de la OSCE, que sería considerada como una intervención externa. Dicha misión sería también contraria a la letra y al espíritu de los acuerdos de Minsk, que prevén para la OSCE una labor de observación, no de mantenimiento de la paz. 


Ucrania ha querido restar importancia a la manifestación alegando que se trataba de un acto organizado. Pero en realidad los ciudadanos de Donetsk querían mostrar una vez más su rechazo al trabajo de la OSCE, que en numerosas ocasiones han denunciado como parcial alegando que oculta deliberadamente los bombardeos ucranianos.

Hace un año, ciudadanos de Donetsk realizaron el primer piquete ante el hotel en el que se hospeda la misión de observación. En aquel momento, pintaron gafas en los vehículos de la OSCE y exigieron que los informes de la organización registraran las infracciones ucranianas al alto el fuego. La OSCE definió lo ocurrido como vandalismo. En el año que ha pasado desde entonces, no solo se han producido manifestaciones similares en Donetsk y en Lugansk sino que ciudadanos de diferentes lugares de Donbass se han enfrentado de forma espontánea a los observadores, en ocasiones para encontrarse con los malos modos de la OSCE, una organización poco receptiva a las quejas de la población.

Ajena a las críticas, la OSCE busca en Twitter con el hashtag #SuppportSMM (apoyo a la misión especial de monitorización) legitimación a una mayor presencia en el Donbass. Sin mucho éxito a pesar de que la organización sí cuenta con el apoyo de varios de los países miembros y grandes aliados del Gobierno ucraniano como Estados Unidos y Canadá. La representación estadounidense exigía que se dejara trabajar a la OSCE en lugar de disparar contra ellos. Ucrania por su parte, exigía esta semana a Rusia que cesara en sus ataques contra la OSCE, ignorando otra vez que en las últimas semanas los observadores de la misión se han encontrado en varias ocasiones bajo el fuego ucraniano. Vuelve con ello a tratar de utilizar políticamente el papel de la OSCE, cuya labor solo puede ser constructiva si es imparcial. (https://slavyangrad.es)

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