Ex oficial de la CIA: Arabia Saudita e Israel financiaron la operación de Khan Cheikhoun!


"Arabia Saudita e Israel financiaron la operación de Khan Cheikhoun, con el fin de culpar al gobierno sirio y acusarlo de haber implementado un ataque químico", afirmó el ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Robert Steele, en una entrevista al diario libanes Al Akhbar.


Ali Rizk *
Mariátegui 
07/05/17

Steele, uno de los ex oficiales más famosos del servicio de la inteligencia de Estados Unidos que trabajó en la CIA entre 1979 y 1988, se negó a revelar la posición y ubicación de la fuente que le dio esta información, pero limitó las posibilidades en tres: La fuente o bien trabaja con el Asesor de Seguridad Nacional de los EE.UU. H.R. McMaster, con el ex Director de la CIA, John Brennan, o con el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, John McCain.

De acuerdo la fuente de Steele, Brennan convenció a los sauditas de sufragar la mitad del costo de una operación planeada previamente (False Flag Operation) en Khan Cheikhoun, después de haber convencido a los israelíes del financiamiento de la segunda mitad del costo de dicha operación.

Steele, que fuera el encargado de crear el Centro de Inteligencia de las tropas de los Marines norteamericanos, donde permaneció trabajando hasta el año 1993, describió a los tres personajes mencionados: McMaster, Brennan y McCain, de "Trío traidor", y recuerda que existe una relación muy estrecha entre Brennan y los sauditas, ya que trabajó como el Jefe de la estación CIA en Arabia Saudita entre 1996 y 1999. El ex oficial de inteligencia, quien tiene muchas publicaciones sobre ese trabajo, dijo creer que Brennan había sido reclutado por los sauditas durante ese período, y que ese último comparte con los saudíes "el deseo de destruir a Siria".


Vale la pena tomar la historia que cuenta Steele en consideración, especialmente cuando se analizan los acontecimientos que precedieron o siguieron al incidente de Khan Cheikhoun. Antes del ataque, tanto Arabia Saudita como Israel fueron los mayores perdedores del curso de los acontecimientos en el terreno sirio, mientras que la gestión del presidente Donald Trump se veía decidida a seguir avanzando más allá en su plan de cooperar con Rusia en la lucha contra Daesh y aceptar la continuación del presidente Bashar al-Assad en el poder hasta la víspera del incidente.

Para tener una idea de la magnitud específica del temor de Israel de esta situación, el ex embajador estadounidense en Israel, Daniel B. Shapiro, que trabaja actualmente como investigador visitante en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en la Universidad de Tel Aviv, escribió que "el tema de la cooperación ruso-estadounidense en Siria contra el terrorismo ha sido el motivo del mayor desacuerdo entre EE.UU. e Israel". 

Además, tanto Arabia Saudita como Israel, a diferencia de Turquía, para dar un ejemplo, estaban amenazadas de salir completamente fuera del juego en Siria. Mientras que a Turquía se le dio un rol destacado como una de las tres partes principales del proceso de negociaciones en Astana (junto con Rusia e Irán), no se le dio un papel parecido a Arabia Saudita, que se auto-considera como la "potencia sunita" más importante en el mundo, y por lo tanto tiene más derecho a asumir ese papel. En el mismo contexto, Arabia Saudita no está en la capacidad de tener cualquier presencia militar en Siria para apoderarse de algunas cartas en sus manos al igual que Turquía, especialmente debido al atolladero y empantanamiento yemenita en el que se hundió Riad.

En cuanto a Israel, el margen de su maniobra en el escenario sirio se redujo drásticamente antes del ataque de Khan Cheikhoun, y necesitaba, entonces, desesperadamente tratar de cambiar la situación sobre el terreno frente al avance del ejército sirio y sus aliados.


A partir de todo lo anteriormente expuesto, es evidente que la "última carta" de Arabia Saudita e Israel haya sido acorralar a EE.UU hacia una acción que conduce a volver a barajar las cartas en Siria, que es precisamente lo que sucedió después del ataque al aeropuerto de Shayrat, bajo el pretexto de que el gobierno sirio llevó a cabo un ataque químico en Khan Cheikhoun.

En este caso, Israel y Arabia Saudita habrán logrado arrastrar a Trump a delimitar una "línea roja" que consiste en la "utilización de armas químicas por parte del régimen sirio", teniendo en cuenta el hecho de que una de las prioridades de Trump es distinguirse de su predecesor, Barack Obama, y ​​por lo tanto tenía que dar una respuesta decisiva al hecho considerado como "cruzar dicha línea roja". Al mismo tiempo, Trump, quien había declarado en una entrevista con el diario Wall Street Journal que no insistía en la salida del presidente sirio, Bashar Al-Assad, y que no entrará en Siria, subrayó, al mismo tiempo que respondería al régimen sirio en caso de volver de nuevo al uso de armas químicas.

Esto plantea una pregunta sobre lo que dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, acerca de las informaciones que posee de que se están proyectando más "ataques químicos orquestados" y prefabricados en Siria, incluyendo los suburbios del sur de la capital Damasco, con el fin de seguir acusando al gobierno sirio.

* Periodista libanés| Al Akhbar

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