Martí - Mariátegui: Literatura, Inteligencia y Revolución en América Latina / Un libro de Winston Orrillo



Yásser Gómez / Mariátegui
02/04/10


Ideas y acción, teoría y práctica, arte y revolución es el hilo conductor de los pensamientos paradigmáticos del Apóstol José Martí (Cuba) y del Amauta José Carlos Mariátegui (Perú), reflejados en el libro: Martí - Mariátegui: Literatura, Inteligencia y Revolución en América Latina, escrito por el peruano Winston Orrillo, escritor, poeta, catedrático y periodista. Esta obra tiene como base una tesis para Doctor en Letras, que fue el resultado de una investigación realizada en bibliotecas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima) y de Cuba. Escrita con el compromiso ideológico y la pasión revolucionaria, este ensayo quiere revelar el estrecho parentesco entre el pensamiento, la vida y la acción revolucionaria -su proyección en la literatura- de dos de los más grandes hijos de Nuestra América. Mariátegui. La revista de las ideas entrevistó a Winston Orrillo en la cafetería de la facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

- ¿Qué te motivó a escribir este libro?

- Me motivó un descubrimiento que fue el de encontrar la increíble cercanía de un hombre como José Martí que había nacido en el siglo XIX y José Carlos Mariátegui que vive desde fines del siglo XIX hasta 1930. Pero las ideas confluían excepcionalmente en el sentido anti imperialista en el caso de Martí, sin haber estado cerca del marxismo, porque él no llegó a ser un marxista y Mariátegui, que sí fue un marxista convicto y confeso. Sin embargo, las ideas que tú puedes encontrar de la autonomía de América, que América sólo se salvará por sus indios, de que América debe ser una sola desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia. Y el pensamiento de Mariátegui, también con respecto al trabajo popular. Tú recuerdas los versos de Martí que me impresionaron muchísmo, cuando la primera vez lo conocí. Dice en el primer cuarteto de uno de sus más famosos Versos Sencillos: Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar y Mariátegui, que tiene la famosa cita de uno de los textos fundamentales: la revolución que será para los pobres no sólo la conquista del pan, sino también la conquista de la belleza, del arte, del pensamiento y de todas las complacencias del espíritu. Encontré una huella, bastante indeleble entre ambos, sin haberse conocido obviamente y sin haber tenido una frecuentación mayor de los trabajos de Martí y de Mariátegui, tanto que prácticamente hay sólo un artículo en la revista Amauta -dirigida por Mariátegui- sobre Martí. Eso no prueba que Mariátegui no haya conocido la obra de Martí, pero no ha habido -por ejemplo- un acercamiento público como por ejemplo los diversos artículos que Mariátegui escribió sobre André Bretón.

- ¿Lo escribiste en La Habana?

- Yo tuve la suerte de que en esa época el embajador de Cuba en Perú era alguien que había sido asistente de Ernesto Che Guevara, este gran embajador me concedió la posibilidad de comentarle mi punto de vista sobre Mariátegui acercándose a Martí y me dijo que tenía que acabar de estudiarlo allá en Cuba, me hizo la gestión. Felizmente en esa época no habían las duras restricciones económicas que se dieron después. Fui a estudiar una especie de postgrado, porque entre al -tiene un nombre muy hermoso- Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias, que en esa época estaba bajo la égida de Mirtha Aguirre, marxista y gran crítica literaria a quien le planteo mi texto y pues lo vio con mucho gusto. Pero además ocurrió una circunstancia totalmente aleatoria. Cuando llego a Cuba en la primera mitad de la década del setenta, estaba viva -prácticamente- toda la pléyade de hombres que habían forjado y conducido la tesitura ideológica de la revolución cubana, hablo del Canciller de la Dignidad, Raúl Roa, Oswaldo Dórticos, Carlos Rafael Rodríguez, eminente marxista, crítico literario y magnífico exegeta de Martí y también a Juan Marinello a quien conozco y bajo cuyo sabio consejo voy dándole vueltas a lo que después sería mi tesis de doctor en letras, que se convierte finalmente en este libro, en el que hago el paralelo entre la literatura como un instrumento que puede ser perfectamente válido para llevar adelante la revolución en América Latina..

- Hay muchas similitudes en el pensamiento de Mariátegui y de Martí...

- Las similitudes son realmente asombrosas. Yo sigo estudiando el tema y siempre se encuentran nuevas laderas, es decir, desde los hechos paralelos tan elementales como por ejemplo que ambos hayan tenido una vida breve: Mariátegui (35 años) y Martí (42 años), que ambos consideran a la literatura no como un oficio, sino como una parte integral de su ser, porque ellos tenían que vivir de otro oficio. Todo el mundo sabe que la tarea periodística es la que cubre la vida de nuestro Mariátegui, quien tenía que vivir de eso. En el caso de Martí también, a pesar que él si tuvo grado universitario de abogado pero nunca ejerció, no fue un picapleitos. Él tenía que ejercer una cantidad de oficios, me acuerdo mucho de una frase que yo pronuncio y que seguramente tu habrás dicho más de una vez: "ebrio pero no de licor". Es decir, tenía una carga de trabajo brutal, el trabajaba en la organización de los exiliados, en el Partido Revolucionario Cubano (PRC), en la publicación de la revista para niños La Edad de Oro, en discursos, actos políticos, además era empleado de grandes almacenes y todo esto le demandaba un esfuerzo impresionante, que lo agotaba.

Y en el caso de Mariátegui -esto es posterior a mi libro- cuando se publican los famosos ocho tomos de lo que ahora se llama la etapa juvenil, entonces se encuentra uno con que José Carlos Mariátegui escribía hasta tres artículos por día. Eso está en mi libro Biología y Biografía de Juan Croniquer, en esa famosa correspondencia con su anónima corresponsal Ruth, él le dice que se ve obligado a este oficio que le quita tiempo para crear. Pero además Mariátegui escribió poesía, cuentos breves, incluso una novela Sigfrid y el Profesor Canela, él estaba destinado a ser un gran creador, pero tanto la salud precaria, la actividad política, la organización del partido, la construcción del sindicato de trabajadores. Entonces, ese es otro de los puntos en los cuales yo hago muy clara la coincidencia: ambos fundaron los partidos de vanguardia, Mariátegui el Partido Socialista del Perú (PSP) y Martí el Partido Revolucionario Cubano (PRC), fundaron publicaciones como el periódico en el cual los niños siempre leían que es La Edad de Oro, estaba constantemente luchando para liberar a su pueblo.

Y Mariátegui desde las clases que dicta en la Universidades Populares Gonzáles Prada, sucediendo a Haya de la Torre con una frase un poco malévola que dijo Mariátegui -refiriéndose a esta- que cuando Haya de la Torre funda esta Universidad Popular era una especie de escuelita nocturna, llega José Carlos Mariátegui y le da un peso ideológico, comienza a dar sus famosas conferencias sobre la Crisis Mundial a partir de su experiencia de vivir en Europa, la fundación de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la fundación del Partido Socialista del Perú (PSP), la revista Claridad y Labor, además de eso una vida en lo personal que se encuentra en la famosa casa de la calle Washington Izquierdo con los amigos que lo visitaban. Y algo muy importante, que es la concepción martiana de que el arte está al servicio de una causa, en este caso por ejemplo, sus artículos sobre los poetas de la guerra, que pueden tener fallas, deslices, pero que están haciendo una revolución que en el fondo va a convertirse en la gran poesía que ellos están buscando.

Así Mariátegui encontró a valores que estaban medio escondidos como Magda Portal, una escritora que prácticamente sale de las canteras del APRA (Partido Aprista), el escribe sobre Magda. Mariátegui es el primer gran exégeta de César Vallejo, después del prólogo maravilloso que le hizo Antenor Orrego al libro Trilce. Esta combinación de que ambos no fueron profesionales de la literatura, sin embargo fueron los que más produjeron en la literatura y en el arte en sus tiempos. Hay un anécdota muy famosa, Mariátegui escribe en uno de sus artículos una crónica sobre los anamitas, que en realidad se refería a los vietnamitas. Esa defensa por ejemplo que hace de la poesía de Wall Withman, en la época en que Withman era algo así como un apestado por su posición liberal, incluso por su homosexualidad, pero Mariátegui lo reivindica. Después hay un artículo sobre un pintor polaco Kansky, que en su época nadie lo conocía y que ahora es uno de los íconos de las artes plásticas polacas. Es decir, esa capacidad de entrar en la exégesis de los valores, hay una frase bellísima de Mariátegui -hablando de Sisiro Costa, un maestro- que dice: previó y posvió, vio antes y vio para el futuro.

- ¿Cuánto tiempo duró la investigación y la escritura de este libro?

- Calculo que dos años. Yo había comenzado en Lima y lo termine de escribir en La Habana. El libro participó en el premio Casa de las Américas, ahí obtuvo una mención honrosa calificado por un jurado extraordinario: Víctor Volsky, presidente de la Academia de Ciencias de la URSS, presidente del Instituto para América Latina de la ex Unión Soviética, Nelson Herrera, rector de la Universidad de La Habana. Este libro no ganó el premio pero el jurado dedicó una frase que a mi me honra, que estaba ahí cuando nos mandaron el texto, el jurado puso: “Merece ser conocido por los escritores de nuestra América y su influencia debe ser positiva”, como una recomendación para su publicación. No se publicó en Cuba, por razones que no quiero acordarme, después tuve que hacer la publicación por mis propios medios en Perú. Salió una primera edición de 500 ejemplares y esta última publicada por Educap con 2 mil ejemplares. Con este libro creo haber abierto un punto muy interesante para la propia inteligencia cubana.

- El intelectual debe involucrarse en la política y ser parte de ella

- Lo que los escritores, artistas y creadores actuales pueden hacer es muchísimo, porque las artes literarias, el arte de vivir que estos dos gigantes de la literatura, el pensamiento y la política hicieron está ahí, listo para seguir su camino. Además uno encuentra datos de Mariátegui como de Martí, una enorme cantidad de frases de una actualidad impresionante cuando por ejemplo Martí afirma: "Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada" o cuando Mariátegui señala el papel del arte: “A la literatura y a la revolución le interesan las artes literarias cuanto más artes literarias sean, de ninguna manera subordinarlo al realismo, es decir un arte panfletario, nada que ver con eso”. Mariátegui y Martí coinciden en algo que nosotros decimos siempre de nuestros colegas más jóvenes, que es el hacer las cosas bien. Tanto que se puede decir -y esto lo han dicho los cubanos más de una vez- que en Martí no hay una página perdida y yo digo que en Mariátegui tampoco. Incluso en el Mariátegui de la Edad de Piedra, en el sentido que el dibujó esa auto evaluación tan dura, tan ceñida, tan autocríticamente acerba. Hay por ejemplo artículos de Mariátegui sobre carreras de caballos que se llamaba en esa época el turf, sin embargo son artículos de una pulquérrima escritura, de una belleza, tanto que se cuenta la famosa anécdota de Mariátegui que a los 19 años le corrigió el discurso a Riva Agüero, el famoso discurso de tres horas y cincuenta y tantas páginas, que lógicamente le valió el odio eterno de este facistoide.

- El pensamiento de José Carlos Mariátegui se había esparcido en Cuba

- Lo que más me impresionó fue que José Carlos Mariátegui en tiempos donde no había internet, era un hombre de una comunicación impresionante y que por ejemplo tenía contacto epistolar con cubanos de la generación del treinta. Y que el primer ejemplar de los Siete Ensayos de Intepretación de la Realidad Peruana, le llega a un colaborador de ese grupo que se llamaba Emilito Roig de Leusenchering y él era muy amigo de José Antonio Portuondo, Raúl Roa, Oswaldo Dorticos y Carlos Rafel Rodríguez, y todos estaban en una "suite" en la cárcel, porque ellos se habían levantado contra la dictadura de Machado en ese entonces. Y el libro de Mariátegui circuló en la cárcel, entonces llega Emilio Roig quien no estaba preso, era un señor muy aristócrata, pero muy cercano a este grupo revolucionario y el libro es leído por todos estos presos políticos en la cárcel. Tanto que cuando yo tengo la oportunidad de conversar con el viejo Roa, el famoso Canciller de la Dignidad, me dijo que ellos no tienen ningún empacho en decir que aprendieron a diseñar las tareas que les quedaban a ellos por hacer en Cuba leyendo los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.

Ellos quisieron hacer la interpretación de la realidad cubana, es el primer paso para hacer un proceso revolucionario. Después ya por contactos políticos me entero de que el comandante Fidel Castro también conocía y ha sido un buen lector de Mariátegui. Y ahora Mariátegui tiene una importancia enorme, porque todo el mundo dice que el socialismo en América debe ser sin calco ni copia, que necesitamos de una filiación y una fe, también esa cita que tú tienes en la revista, de que no vale la obra aislada, también es trabajo colectivo que él lo plantea con muchísima calidad. Además la honestidad para dilucidar, el pequeño estudio que yo hago del editorial número 17 de la segunda etapa de la revista Amauta, donde hace el esclarecimiento con el APRA, partido pequeño burgués arribista, -dice Mariátegui- nosotros en nuestra bandera escribimos esta sola sencilla y simple palabra: socialismo. Esta definición es escrita con una extraordinaria calidad, no por nada el famoso italiano Antonio Melis que tanto lo ha estudiado, dijo que Mariátegui fue el primer marxista de América. Es un tema abierto, como te digo cada vez que leo, encuentro algo más.

- En tiempos cuando el Neoliberalismo impera en Perú, este tipo de obras son rechazadas por las editoriales, revistas culturales y los medios de desinformación. Sin embargo, tu libro se vuelve a reeditar en un momento de transformaciones políticas y económicas en América Latina, con el protagonismo de los pueblos y los gobiernos progresistas, vuelve a ser vigente tanto el pensamiento de José Martí, Simón Bolívar, José Carlos Mariátegui como también la lucha en términos clasistas y étnicos ¿Qué oportuna es la reedición de esta obra que publicaste por primera vez hace treinta años?

- Creo justamente que la posición de América Latina con la presencia del comandante Hugo Chávez, del queridísimo compañero Evo Morales, de Rafael Correa, Daniel Ortega de Lugo, en fin del mismo Lula (no puede olvidarse que es un hombre que viene del Partido de los Trabajadores). Es simplemente la viabilización de que el pensamiento de estos autores no fue una entelequia sino que era algo que partía de la raíz histórica y aunque es claro que Martí no fue marxista, sin embargo se adelantó en forma excepcional. Recuerdo que cuando estábamos buscando como se podía definir a Martí, alguien me recordó a un francés quien dijo que este era un demócrata revolucionario, porque la palabra revolución está implicada con el pensamiento martiano y el concepto de democracia es algo esencial.

Hay un capítulo en el que yo cito la posición de un personaje reaccionario de la época, que quiere descalificar a Martí y dice del apóstol que se ocupa de los pobres y de los negros, reclama que porque se junta con los negros y exiliados de Tampa y Florida con los obreros explotados. Cuando era todo lo contrario porque Martí reunió en el seno del Partido Revolucionario Cubano a todos y por el bien de todos. Además conceptos como el que están ahora manejándose el latinoamericanismo bolivariano, todo eso está claramente en Martí como en Mariátegui. El concepto de que tenemos que luchar juntos o nos vencen, que América es única, monolítica, otra frase de Martí que América ha de salvarse con sus indios. Es de una gran vigencia. Creo que es un libro útil, -independientemente de quien sea el autor- que llegó a encontrar el tema. En sí mismo es importante, porque habrán Mariáteguis en Venezuela, Bolíva o Ecuador, por eso creo que el valor que tiene el libro no es personal sino social.

- José Martí y José Carlos Mariátegui coinciden en que el intelectual debe involucrarse en la política y debe ser parte de ella...

- En realidad si nos remontamos al viejo maestro Aristóteles que dijo que el hombre es un animal político, pero claro cuando hablamos de política en Martí y Mariátegui, no hablamos de la politiquería, ni de la política del día, sino lo que es realmente el arte y la ciencia de la política, del trabajo, del gobierno, del manejo de las estructuras de un Estado. Entonces, en ese sentido nadie puede estar al margen de esto. Sobre este tema el maestro francés Jean Paul Sartre dijo : "quedarse callado no es estar en silencio, sino es hablar en contra de la víctima". Mariátegui tiene una frase hermosísima cuando dice que cada hombre debe sentir en su mejilla el golpe dado a la mejilla de cualquier hombre, con lo cual está llamando a todos a la solidaridad, esa solidaridad que ejerce Cuba por encima de sus precarias condiciones económicas, eso es profundamente martiano. Y todo el trabajo solidario que hace por ejemplo Mariátegui en su revista que tan exiguamente podía él mantener, por ejemplo dando cabida a autores como José María Eguren, que era todo lo contrario, si se quiere a lo que sería una posición política respecto de él. Sin embargo, él cree que hay una posibilidad muy positiva en el arte tanto como en la rebeldía de Martín Adán en su Casa de Cartón, que también es uno de los engreídos de la revista Amauta y de la editorial Minerva, aparece por ejemplo José María Eguren que sería algo totalmente insólito. Eguren era un hombre que no tenía una filiación política, sin embargo él demostraba la autenticidad del artista.

- Ellos diferenciaban a los gobernantes de los EE.UU. del pueblo norteamericano. Y ahí está por ejemplo la admiración de Mariátegui por algunos escritores norteamericanos, también la estadía de Martí en los EE.UU. para conocer esta realidad...

- Claro, para conocer la realidad con esa frase tremenda: Viví en las entrañas del monstruo y por eso lo conozco. Como dice Portuondo vivió su luminoso exilio en los EE.UU., pero no fue jamás un turista, fue un hombre que estuvo estudiando las contrariedades y las anfractuosidades que salía del imperialismo. Porque prácticamente lo que hace Martí al denunciar los artilugios del imperialismo, que en esa época todavía no era el imperialismo. Es prácticamente el primero que da a conocer todo ese problema que se encontraba detrás de la posición norteamericana con respecto a América Latina. Es conocido por ejemplo el gusto de Martí por escritores norteamericanos como Emerson, el ya citado Will Withman. Y en el caso de nuestro Mariátegui su amistad entrañable con Waldo Frank. Creo que sí, que hay una diferenciación entre el artista que también es otra víctima del sistema, que artista sería sinónimo de pueblo, frente al establishment, al régimen político. Nosotros mismos amamos la poesía de Edgar Alan Poe, la prosa de Faulkner, frente a la opresión, sabemos que estos escritores también han sido perseguidos, sucedió con la famosa caza de brujas en la época del macartismo.

- Mariátegui y Martí decían que la literatura se alimentaba de la realidad política y económica y esto se veía por ejemplo en la literatura colonial, que persiste hasta hoy en los escritores que son parte del establecimiento.

- Claro. La colonia sólo puede dar una literatura colonialista, aunque Mariátegui tiene la perspicacia de señalar que en el Perú había un colonialismo supérstite o sea sobreviviente, final, decadente, en la literatura por ejemplo de Felipe Pardo y Aliaga. Y efectivamente, eran revolucionarios, lo que por ejemplo vino con la revolución mexicana con la revolución socialista soviética, la que debía crear un hombre que sea capaz de producir una nueva literatura. Hasta donde se, Mariátegui nunca llegó a decir que, se había producido eso, pero sí que se estaba produciendo y que estaría en un periodo germinal. Entonces de lo que se trata es de que esa revolución produzca un hombre nuevo, que será el que a su vez engendrará la nueva literatura y la nueva poesía. Pero esa es una tarea pendiente para esta generación. Porque el hombre nuevo será sin ninguna duda el producto de la fragua revolucionaria

- Martí decía que la poesía debe ser hecha por todos, que debía ser una motivación para los revolucionarios y que los versos deberían estar hechos para ser útiles al mundo...

- Claro, porque él hablaba por ejemplo de los poetas de la guerra, eran poetas que tuvieron una tarea fundamental en la toma de conciencia, bien al llevar la conciencia del pueblo cubano en el proceso impostergable de la emancipación de su pueblo, que fue el último pueblo que rompió con el colonialismo español. Entonces, esa es una poesía hasta cierto punto hereditaria, creo que de ninguna manera podría bajar su nivel estético, aunque en este caso, es primero la utilidad que el goce estético. Ahora en Mariátegui eso está mucho más claro, evolucionado, cuando pronuncia la famosa frase, que el arte y la literatura son tanto más útiles a la sociedad cuanto más literarios y estéticos se den.

- Todo el fuego hasta el arte para alimentar la hoguera. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza sino con las armas en la almohada. ¿Cuál es el mensaje de estas palabras de Martí?

- Estas frases tienen un significado vital, urgente, fundamental que es el de una literatura y un arte que están directamente comprometidos con el parto histórico que indudablemente se está gestando en alguna parte. Esas armas, son las armas ya no solamente de la estética, del pleonasmo de la metáfora, sino también son las armas que cada poeta puede tener, en América Latina tenemos una enorme y hermosa tradición en Javier Heraud, Roque Dalton, Rodolfo Walsh, José Martí, Pablo Neruda, Nicolás Guillén en Asia está Ho Chi Min, el gran poeta y revolucionario libertario de Bulgaria Nicola Rapsarov, el ex presidente de la República Popular de Angola Agustino Neto, el mismo Mao Tse Tung poeta y combatiente. En América Latina y en el llamado tercer mundo hay una constelación de autores que representan esta posibilidad tan hermosa y tan real de conjugar al propio tiempo, la excelsitud de la pluma con la excelsitud de la vida.

- ¿Eso se está forjando en Cuba?

- Tengo la seguridad de que sí, no solamente en Cuba, también en Venezuela, en el altiplano boliviano, en las selvas de Colombia con los combatientes extraordinarios del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de las FARC. Creo que sí, que eso se da felizmente y es parte pues de la condición humana, de aquello que tiene el hombre que no nos permite perder la esperanza en el hombre. A pesar de que -esto es muy importante- toda la parafernalia mediática se da precisamente a favor del artista autista, posmoderno, del que no dice nada. Y lamentablemente existe una frase - que fue acogida por Mariátegui- que yo critico, -pero tiene vigencia- que es del gran poeta Martín Adán, no lo olvidemos: Poesía no dice nada / poesía se está callada / escuchando su propia voz.

- Para Mariátegui y Martí la cultura indígena, lo autóctono debe converger con la cultura occidental que hemos heredado de los españoles...

- Es que no se puede renunciar a las raíces a lo vernáculo, pero teniendo ese respeto profundo, ese amor por lo nuestro, no se puede olvidar que el mundo actual tiene otros mensajes que son correspondientes a una nueva realidad socio-política que también debe de ser definitivamente incorporados a la lucha. Esa es una riqueza muy grande en Martí y Mariátegui quien por ejemplo, revaloraba el indigenismo de José Sabogal, María Wiese, Julia Codesidio y a la vez amaba a la vanguardia de Martín Adán o de los autores surrealistas.

- Este libro sirve como un instrumento para demostrar que en la actualidad tanto lo literario, artístico y político debe estar unido en un sólo objetivo que es la revolución...

- Esa es una interpretación cabal. Creo en la unión básicamente del trabajo político, ideológico, estético y espiritual, evidentemente no hay ningún divorcio. Un gran ejemplo de eso es cuando algunos sectores ultras y sectarios criticaban a Pablo Neruda, sin embargo este brillante poeta respondía: el único orgullo que tengo es que en la mochila del guerrillero heroico -Ernesto Che Guevara- estaba el libro de mis Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Tenía razón, el Che era un maravilloso lector de poesía y un gran revolucionario.

- A veces la izquierda acostumbra menospreciar la cultura. Este libro sirve también para redimensionar el valor de la cultura en la revolución, en la lucha política...

- De hecho, hay a veces una gran limitación de ciertos sectores políticos de no haber dado el valor. Pero los más grandes revolucionarios le han sabido dar un espacio a la cultura, pienso en Lenin, Fidel Castro, el mismo Ho Chi Min que fue un poeta. Claro, pero normalmente hay una manera oblicua de ver la estética y el arte. Es porque mayormente están cegados por la imagen que da la burguesía hacia la estética, que es una caricatura de la realidad.

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Libro: Martí - Mariátegui: Literatura, Inteligencia y Revolución en América Latina
Autor: Winston Orrillo
Páginas: 301
Año de edición: 2008
Editorial: Fondo Editorial EDUCAP
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