El burocratismo estatal en Venezuela


Nairbis Sibrian / Periódico Proceso - Mariátegui
17/07/10


El devenir del proceso venezolano ha visibilizado tanto enemigos externos como internos que de una manera u otra han manifestado su intención contraria a lo que éste representa o intenta representar. Entre los primeros, encontramos sin dudas y como principal referente a EE.UU. (a través de Colombia); y entre los segundos, a Globovisión (a nivel mediático) y a La Polar (a nivel económico).

Sin embargo, frente a un enemigo interno llamado “oposición” que más parece el paroxismo de un ataque hormonal quinceañero, aparece otro enemigo aún más interno; éste más peligroso, astuto y con real capacidad de derrumbar los avances en materia social que el gobierno intenta consolidar. Este enemigo, incluso, también se viste de rojo y habla de justicia social, éste enemigo no es sino otro que la burocracia gubernamental.

Guevara señalaba que el burocratismo no nace con la sociedad socialista ni es su componente obligado; más bien es una trampa de la sociedad burguesa diseñada lo suficientemente flexible como para que la permeen los poderosos y lo suficientemente hermética para apresar, en sus mallas, al pueblo.

Si la forma de construir una sociedad diferente en Venezuela ha sido a través de la organización colectiva en la toma de decisiones (o al menos, esa es la idea), la forma de resolver los problemas de administración pública no puede estar sujeta al libre arbitrio de cada uno de los dirigentes, pues de ese modo, se producen continuos roces, órdenes y contraórdenes; haciéndose imposible una dirección colectiva de los procesos.

Ahora bien, el cuestionamiento que, legítimamente, surge es ¿por qué, entonces, siguen apareciendo síntomas de un burocratismo estatal que apacigua a la misma comunidad organizada? ¿Por qué siguen apareciendo los mismos signos de corrupción heredada de repúblicas anteriores? Y, sobre todo, ¿por qué no existe una contraloría social encabezada por los cuadros “revolucionarios” que vayan permitiendo el fluido eficiente de los procesos? ¿Acaso no existen tales cuadros? o, por el contrario, ¿acaso no se confía en ellos?

Todo ello surge como preocupación emergente a eventos como los cientos de contenedores con comida podrida que están apareciendo casi de manera regular. Bien podríamos pensar que existe un boicot político que ostenta jugar con el hambre de la gente, no obstante, este evento surge dentro de una infraestructura creada por el mismo gobierno como PDVAL.

En este sentido, es menester reconocer que el gobierno ha estado dando soluciones constantes a los problemas de educación, salud, vivienda, alimentación y de la misma producción nacional, que las viejas estructuras no podían (o no querían) solucionar.

Según datos del Ministerio del Poder Popular para la Información y Comunicación, en Venezuela existen más de mil Centros de Diagnóstico Integral, más de 6 mil Consultorios Populares, así como una red Mercal de 15.743 puntos de venta de productos alimenticios entre centros de acopio, supermercales, mercalitos y mercales móviles. Por otro lado, en materia educativa las cifras proporcionadas por el informe de gestión de este año del Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior indican un incremento de 800 mil estudiantes en 1999 a 2 millones 500 mil estudiantes a la fecha y cuyo impulso fue generado, fundamentalmente, por la Misión Sucre.

De tal modo, los logros en políticas públicas se centran en la creación de programas alternativos, pero sucede que luego de creados, al parecer quedan en un fango organizativo que se asemeja al burocratismo que se esperaba, a primeras instancias, atacar.

Es necesario, a estas alturas, volver a cuestionar, ¿qué sucede cuando esta alternativa es mucho más burocrática que la anterior? O, mejor dicho, ¿qué sucede cuando esta alternativa se queda realmente en eso, en una alternativa y no combate de frente a la especulación y/o corrupción?

Entender las causas de estos errores puede llevarnos a la búsqueda de un nombre, un culpable, que personalizará un vicio que está afectando de manera unánime a la mayoría de las instituciones públicas, pero que, en casos alarmantes como los contenedores de comida de PDVAL se hace necesario replantear la organización social ya no para eventos culturales, ya no para pintar la acera, sino por el contrario, ahora para actuar como contraloría social garante de sus mismos derechos.

Guevara identifica tres principales causas del burocratismo: 1) falta de motor interno e interés por resolver los problemas, 2) falta de organización y 3) falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo.

En este sentido, se debe preguntar para dejar abierta la discusión en el caso venezolano ¿cuántos (parásitos) no tienen interés real en resolver los problemas de la gente porque, en lo cotidiano, no les afecta ni los sienten como propios?, ¿cuántos realmente están trabajando en el Estado sin siquiera creer y, sobre todo, practicar la ética socialista?, ¿cuántos trabajan en el Estado con el sólo afán de obtener un puesto de poder?

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