Ranulfo Cavero / Mariátegui
Desde Ayacucho
13/03/11
En el distrito de Quinua, un taxista me manifestó hace tres días su recelo frente al candidato Ollanta: de ganar “levaría” compulsivamente a jóvenes y promovería una “guerra con Chile”. Vaya. ¿Cómo explicar este recelo infundado?.
Los grupos de poder económico que siempre gobernaron el país, permanentemente deslizaron, a través de cierta prensa, que los candidatos oponentes son maléficos, el mismo diablo en persona. A lo largo de la historia esto fue así, por lo menos desde los años 20 del siglo pasado fueron calificados de “comunistas”, “antipatrióticos”, “prosoviéticas”, y ahora, en pleno silgo XXI, de “narco terroristas”, “violentistas”, “senderistas”, “chavistas”, etc. para así crear miedo y ahuyentar a los electores.
Ollanta Humala, que tiene propuestas diferentes al resto que ya gobernó el país, desde el año 2005 fue tildado como “prochavista”. Me consta personalmente que el 2006en el VRAE hicieron correr el rumor que de ganar Ollanta “mandaría fusilar a los ancianos”. Cuando este candidato se despuntaba difundieron en cierta prensa que entraban por la frontera boliviano-peruana 60,000 fusiles destinados a las “guerrillas auspiciadas por el ALBA” y rumiaban el caso “Madre Mía”. Difundían que el triunfo del candidato presidencial ayacuchano era el mismo apocalipsis. En esta “guerra sucia” el APRA, Alan García, el dueño de la mina Yanacocha (amigo del que dice que “la plata llega sola”) y la prensa adicta fueron los más interesados.
En Ayacucho y otros departamentos, todavía hay grafittis pintados por apristas que dicen “paro chavista”, buscando así deslegitimar las justas luchas del pueblo.
Este “terrorismo de Estado” y el “terrorismo mediático” (frases acuñadas por Marco Briones) se han reavivado en el actual proceso electoral presidencial, a raíz del despegue en las encuestas de Ollanta Humala. Se trata de una nueva ofensiva de parte de la derecha y la ultraderecha que viene soltando psicosociales para seguir satanizando a candidatos que tienen propuestas diferentes y así sacar ventaja.
De alguna manera en el imaginario social, quedaron las mentiras deslizadas por el APRA y los grupos de poder económico. Aquello de “miente, miente, que algo queda” se dio. Pero, preguntamos: ¿Cuál es peor, la acusación de “chavista” o la magna corrupción del fujimorismo y la violación de derechos humanos? ¿Por qué se tolera los reales asesinatos cometidos, el robo, la corrupción, la mafia y la gente se asusta con la imagen levantada por el terrorismo mediático? ¿es mejor ser “pro chavista” o ser “pronorteamericano” y “pro chileno” como García? ¿Cuál es peor, la acusación de “chavista” o la narcopolítica y el narcoestado propiciado por los satanizadores? ¿y qué de la corrupción aprista en los casos SIS, petroaudios, Business track, Cofopri, Estadio Nacional, etc.? ¿Por qué la gente no reacciona frente a la compra de 22 candidatos al congreso realizada por el dueño de Yanacocha a través de su ONG “Reflexión Democrática” que viene financiando sus actuales campañas?. Y así seguiríamos preguntando... Para nosotros, ni Chávez ni las cosas que denunciamos son tolerables. Pero, por el “terrorismo mediático”, sólo se recuerda a Chávez, al ALBA y se olvida o soporta desvergonzadamente las otras patrañas antinacionales y la gigantesca corrupción que señalamos.
De seguir subiendo el candidato nacionalista en las encuestas, la ultraderecha se desesperará más y más (como señala Sinesio López), peor aún si Castañeda y Keiko (candidatos de García) se van quedando. El “terrorismo de estado” y el “terrorismo mediático” a través de Alan García y sus socios volverá con más fuerza, es una posibilidad. El nuevo presidente de la Confiep Humberto Speziani ya empezó creando miedo: “el “impuesto a las sobreganancias mineras” ahuyentará las inversiones y el desesperado García exige continuar su “modelo” y no retroceder, etc. Así, el recelo infundado del taxista de Quinua, que mencionamos al inicio del artículo, se pretende acentuar mediáticamente.
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