Perú: Fascismo vs Nacionalismo, El Comercio vs Gana Perú, Miró Quesada vs Humala


René Galarreta / Mariátegui
19/04/11


Luego de una millonaria campaña de marketing, que incluyeron ppkuys y presentaciones faranduleras, la población peruana votó por el cambio. El llamado a marchas, golpes de Estado y votos en blanco, acciones contra los resultados electorales, demuestra la vena antidemocrática de la derecha, con tufillo racista que es intolerante e intolerable. La democracia la defenderemos con argumentos.

Una semana después de las elecciones, tenemos la suficiente calma como para brindar ciertas evaluaciones que son necesarias en una etapa crucial en el Perú. Ya no hay supuestos alarmismos o vehementes intervenciones. Estamos frente a frente, dos formas de ver el país y su desarrollo.

Durante cinco años nos han querido vender la idea, gobierno y medios, que el Perú estaba ad portas del primer mundo y que los quejosos eran perros del hortelano, envidiosos antisistemas que anhelan el dinero que no producen y el crecimiento en cifras abstractas que no entienden. Pero la realidad llegó, con un portazo en la cara de García y compañía, con más del 50% que votó por un discurso de cambio y un descalabro para el oficialismo que sólo obtuvo cuatro curules. De forma paralela, Fujimori y Humala han recorrido las zonas populares con idéntico discurso contra el indigno chorreo, una, aliada del alanismo y otro, su adversario; y por reformas para los más excluidos de esa riqueza. Ese escenario, tan temido por neoliberales, está siendo contaminado por factores externos que nublan las elecciones y la democracia tal como la entendemos.

Sea el asunto más lamentable el racismo, odio y miedo recrudecido en estos días. El racismo que no es más que resultado de la intolerancia promovida desde la propia idiosincrasia acostumbrada a mirar para afuera y lo urbano como si fuera la panacea, sin apreciar nuestra diversidad cultural más que en viajes de turismo, o viendo programas de TV embrutecedores que nos distraen de la realidad, alejándonos de cierta identidad nacional necesaria para pasar a un desarrollo conjunto y solidario, con algo de sentimiento de pertenencia a un país. Y lo contrario también sucede; decir gringo de m. o china csm es equiparable a "cholo ignorante". Ese odio promovido por organizaciones y grupos sectarios más cercanos al fascismo, que priorizan sus intereses cortoplacistas al progreso colectivo, desfiguran los intentos de amplitud democrática de ambos candidatos en esta segunda vuelta. El llamado desde el nacionalismo, socialcristianismo y fujimorismo a detener esa forma de polaridad destructiva es un imperativo en este momento. No hacerlo nos llevaría a ser permisivos a opciones políticas ultra de odio mutuo, que harían ingobernable y dividirían más a nuestro país.

Justamente el miedo es un elemento promotor de todas estas reacciones. Con spots apocalípticos, medios o periodistas fujimoristas solapados y partidos que venden adrede rata por cuy, queriendo engañarnos con el cuento de que la democracia es sinónimo de libre mercado, pero no antónimo de socialcristianismo o fujimorismo, y que cualquier cambio o intento de distribuir la riqueza, le quitaría beneficios a los sectores A y B, para dárselos injustamente a los D y E; lo único que se fomenta es un racismo y odio de clase. Y en eso mucho tienen que ver los medios del Grupo El Comercio de los Miró Quesada con su América TV o Canal N, o la Frecuencia Latina de Baruch Ivcher, que tiene a Aldo Mariátegui del Correo como uno de sus periodistas estrellas del miedo. Y eso incluye a diarios como Expreso, La Razón y Perú21, expertos en la manipulación de la información con columnistas de corte fascista que no se diferencian mucho de esos jóvenes ppkausas que con educación privilegiada son más racistas que esos supuestos ignorantes a los que achacan el fin del Perú tal como lo conocen. Si hemos de enfrentar políticamente al totalitarismo, la desigualad y la corrupción, lo haremos no por el color de piel o por apellidarse Fujimori, Miró Quesada o Humala, sino, por lo que representan sus ideas.

En este último tramo no sólo tendremos que bregar por llegar al gobierno y tener consensos para la gobernabilidad política, sino unificarnos en torno a un proyecto de país donde todos se sientan incluidos. Los adversarios que viven de favores y prebendas querrán evitarlo, sacrificando como siempre el presente y futuro con tal de no perder vigencia política que hoy los ubica fuera de la realidad peruana. Saludamos por eso el llamado a la cordura de diversas personalidades, para no dividirnos por cuestiones de clase, raciales o monetarias, que destruirían de forma irreparable a una gran nación con historia…

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