Perú: El Wong de Chehade. Cosechando tempestades


Guillermo Bermejo Rojas / Mariátegui
Ilustración: Blog El Otorongo
05/11/11


Para nadie puede ser sorpresa que para desalojar a un simple mortal, una familia o conjunto de familias, aparte de tener una resolución judicial (de buena o mala procedencia) se necesita contratar a la policía para que haga de contención a los matones que se suelen contratar. Solo revisar los noticieros amarillistas puede corroborar lo que digo.

Y para nadie puede ser una sorpresa tampoco que cuando se trata de grandes propiedades como el caso de la Azucarera Andahuasi, el poder político está de la mano de los empresarios que todo lo corrompen. Desde la época del gobierno aprista el grupo Bustamante, el grupo Wong y el mafioso sin cura de Hernán Garrido Lecca han tratado de comprar acciones a precios ridículos y manipular a los dirigentes de los trabajadores que reclaman seguir al mando de la empresa.

El grupo Wong apoyados en Genaro Delgado Parker absorbieron la azucarera Paramonga y compro también El Ingenio que al tiempo cerro y usaron los terrenos de esta solo para abastecer a Paramonga, a pesar de prometerles a los trabajadores que repotenciarían la fábrica.

Lo cierto del caso es que Omar Chehade ha cumplido a cabalidad todos los pasos que anuncian que los Wong lo está usando para culminar el sueño de ser los nuevos terratenientes de los campos y manejar el monopolio de azúcar en el Perú. Omar Chehade, Vicepresidente de la Republica, busca a la cúpula de la Policía Nacional, les toca el tema y les propone proceder al desalojo con el justificante de tener lista una resolución para el día y la hora que se necesite.
Luego comienzan los problemas, un general pasado al retiro tiene un retardo de reacción moral y un mes después denuncia el hecho. Todos se ponen nerviosos y el castillo de arena de la corrupción se viene abajo.

Los argumentos de la reunión de Chehade son un insulto para la inteligencia de los peruanos: que los quería felicitar por su buen desempeño, que querían hablar sobre la seguridad de los estadios de futbol. Y las pruebas contra el son contundentes: todos dicen que se tocó el tema en el almuerzo, existe la resolución de desalojo mafiosa y está probado que el hermano y el amigo fueron a presionar al General denunciante.

Y lacera más que nos venga a decir el aun Vicepresidente que se le tiene que creer pues sus cartas como procurador anti corrupción lo avalan. Es que debe creer en verdad que lo correcto que hizo en el pasado, y que era su deber además pues era funcionario del Estado, le puede dar licencia para convertirse en corrupto sin que nadie le diga nada.

El gran problema termina siendo para Ollanta Humala que no aprendió nada del 2006 cuando su ex candidato a la vice presidencia Torres Caro le clavo un puñal por la espalda y se fue con la mafia aprista junto a un grupo de parlamentarios que vieron en el candidato nacionalista la locomotora que los haría llegar al legislativo.

Ahí el pretexto era que necesito de la unidad con el partido UPP (Unión Por el Perú) para participar en la contienda. Este 2011 no se le puede tolerar ese argumento. Jefe de partido y líder del PNP (Partido Nacionalista Peruano) prefirió llevar en la lista al Parlamento a los "come oro" y "roba cables" que nos hacen afirmar con pena que los buenos y honestos, los que representan lo mejor de los peruanos terminan una vez más siendo minoría y por lo tanto pocos para lograr tener una bancada que pretenda lograr la Gran Transformación.

Pero que además le da en la yema del gusto a la oposición que lo que pretende es que la población perciba que todo está como siempre de corrupto para arrebatarle la bandera de la lucha contra este flagelo que descorazona al ciudadano con el futuro de una patria libre de esta lacra. Y con esto también que pronto la gente no diferencie entre el nacionalismo de Ollanta con el fujimorismo, aprismo o la derecha corrupta en todas sus denominaciones. Y que la corrupción del hoy tape las del ayer.

Resulta por eso inaceptable que Ollanta sea tan blandengue con Chehade. El Ollanta que conversó con los trabajadores de Andahuasi pidiéndoles su apoyo para defenderlos de los mafiosos de Wong y compañía debería mandar a su casa a Omar Chehade por traidor a las promesas de campaña, por pasarse al bando enemigo y que además con su permanencia en el cargo solo le hará daño a la imagen del gobierno.

Ollanta Humala no puede darse el lujo de despilfarrar lo que construyo el pueblo lleno de fe y entusiasmo por el cambio. Ollanta sembró vientos y está cosechando tempestades y es hora de dar un giro brusco en el manejo de su gobierno. Y la cabeza de Chehade sería la mejor prueba de su fidelidad a la lucha contra la corrupción.

Pero sobre todo debe terminar de entender es que la derecha (civil, financiera, policial y militar) quiere la caída de su gobierno como sea. Que seguirá pagando factura de haber acercado en plena campaña y en el gobierno al “aprismo honesto” de la burocracia (como si eso existiera) que lo está petardeando desde dentro.

Que mantener en altos cargos públicos a políticos de derecha disfrazados de técnicos será su Caballo de Troya, pues copan los cargos para impedir los cambios o filtrar información falsa sobre funcionarios honestos para seguir cocinando desde adentro el despelote. Que creer que se puede suplantar el poder popular que lo llevo a la Presidencia, por el manejo de una cúpula castrense es tirarse al abismo creyendo poder volar.

En pocas palabras, creer que la derecha le cree o lo quiere es hacerse es tomar veneno a sabiendas y por dosis. La derecha lo soporta en el mejor de los casos pues aun no toca los intereses de clase de esta. Pero que no sueñe Ollanta en una primavera muy larga.

Los que están pasando desapercibidos son los Wong contra quienes los ciudadanos deberíamos tomar cartas en el asunto elevando nuestra protesta por ser los que han armado este entuerto usando a mequetrefes del ayer y hoy contra los trabajadores de Andahuasi.

Debemos exigir al Poder Judicial que deje la modorra y castigue ejemplarmente a quienes se dejan romper la mano a favor de estos mafiosos y que atienda las denuncias de los trabajadores que tienen que soportar incursiones de bandas delincuenciales para desalojarlos a nombre de los Wong.

Y al “Wong” de Chehade decirle que pasar hambre con dignidad es mejor que llenarse de dinero sucio prostituyéndose y terminar en la misma lista de los que él combatió alguna vez.

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